Siempre pensó que era rara y distinta,
pero se equivocaba:
solo era muy especial.
Amara es una adolescente que siempre se sintió distinta, más del otro mundo que de éste; quizás por culpa de su nombre, que significa eternidad. La maldita eternidad que la persigue en cada rincón, cada día y a cada momento en que percibe cosas que no debería y que no son de este mundo. Por eso, Amara es distinta, especial y todos la rechazan.
Este verano su padre, el último marqués de Águilas, se ha empeñado en que pasen las vacaciones en su antiguo Mayorazgo, un olvidado castillo en el valle del Tiétar; el lugar más recóndito y alejado de la civilización. ¡Y encima sin cobertura ni wifi! Menos mal que hay un jardinero muy interesante...
Desde el momento en que Amara ve el siniestro castillo dominando amenazador el barranco, siente que ese sitio no es bueno: algo hay allí oculto, lo sabe; algo malvado, maldito, desesperado, deseando escapar de su condena. Los vecinos de la comarca lo temen y cuentan historias de brujas, fantasmas y desapariciones. Amara debe pasar todo el verano allí. No tiene escapatoria.
NADA MÁS
LLEGAR AL MAYORAZGO DE SU FAMILIA SINTIÓ UNA CONEXIÓN ESPECIAL CON EL VIEJO CASTILLO
Comienza a tener sueños extraños y visiones
de otro tiempo, de otros seres.
AMARA SIENTE QUE ESTÁ CONCETADA A PERSONAS DE OTRO TIEMPO: DAMAS Y CABALLEROS DE LA RECONQUISTA.
¿POR QUÉ TIENE VISIONES DE SUS VIDAS?